Cuento de Halloween
Se despertó de golpe, asustada. Con la sensación angustiosa de que algo no iba bien, pero lo atribuyó a una pesadilla. Se levantó, fue al lavabo a lavarse la cara, y con el contacto con el agua fría lo supo: Tom.
Era tarde, y a esas horas su perro, que por la noche dormía en la cocina, ya debería haber dado señales de vida, pero la casa estaba misteriosamente silenciosa. Se puso una bata y bajó la escalera, cada vez más inquieta.
–¡Tom!
–¡Toom!
El silencio de la casa la hacía estremecer. En la cocina, su manta estaba vacía… La tocó. Estaba fría.
–¡Tooom!
Empezó a buscarlo por las habitaciones, con la creciente sensación de que su perro estaba enfermo.
O ¡muerto! La idea irrumpió de golpe en su cerebro. Recordó haber leído que cuando los animales están a punto de morir se esconden en un rincón apartado y tranquilo…
Iba de un sitio a otro, cada vez más deprisa, y estaba empezando a perder los nervios.
–¡Toooom!
¡La puerta de la calle! ¡Se ha escapado!
Corrió hacia la entrada pero estaba cerrada. Comprobó las ventanas. ¡Cerradas!
Pasó mucho rato buscando a Tom por toda la casa. Volviendo a mirar en donde ya había buscado, negándose a aceptar la evidencia de que no estaba. No podía haber desaparecido sin más. En aquellos momentos aún no sabía que cientos de miles, que millones de personas en todo el mundo estaban como ella, buscando desesperadamente a sus perros.
Se enteró a media mañana, cuando cansada de buscar y llorar salió a la calle. La gente sólo hablaba de eso.
–Lo han dicho en las noticias: no hay un solo perro en todo el planeta. Todo lo demás sigue igual. –Le dijeron.
–¡¿Cómo va a ser igual si no hay perros?! –respondió ella gritando. Y entonces se despertó. Otra vez. Y ahí estaba Tom, lamiéndole la cara y golpeando la cama con la cola. Su Tom.
Lo abrazó tan fuerte que el perro se asustó.
Y ella reía.
Cuando se tranquilizó volvió a la cocina, se preparó un café y encendió el portátil.
–Un mundo sin perros… –repetía una y otra vez murmurando en voz baja, como un mantra. Y seguía riendo, cada vez de una forma más extraña.
Rebuscó en una pila de papeles olvidados y encontró el que le habían dado en la protectora el día que fue a visitarles. Entró en https://www.teaming.net/adea-vdass-defensoraanimalsabandonats y, arrepentida de no haberlo hecho antes, se apuntó al Teaming 1 euro al mes de ADEA VD.
–Un mundo sin perros… –continuaba repitiendo con una risa cada vez más inquietante cuando 2 enfermeros vestidos de blanco se la llevaron.