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…365.

Hoy hace exactamente 1 año, un grupo de socios y voluntarios con muchas ganas de trabajar, posibilidad de dedicarle horas y plenamente comprometidos con la protectora presentamos en la Asamblea General del 29 de junio de 2017 un proyecto de gestión alternativo.

Los ejes principales: trabajo en equipo (asumiendo que la pluralidad de opiniones enriquece el diálogo) y, sobre todo, transparencia en la gestión: en nuestro modelo, ADEA pertenece a sus Socios y la Junta Directiva sólo está ahí para hacer que la asociación siga funcionando correctamente.

No fue una asamblea cómoda (con frecuencia los cambios, tras muchos años de inercia, generan incertidumbres y una instintiva sensación de ‘más vale malo conocido que…’). Pero desde entonces ya ha pasado mucho tiempo y el poner en marcha los cambios que pretendíamos llevar a cabo y el día a día del refugio nos ha obligado a olvidarnos de la historia y centrarnos en lo que de verdad era importante.

 

Gestionar (bien) ADEA es realmente complicado. Lo es porque implica mucho tiempo y aunque mucha gente se ofrezca a colaborar, sus disponibilidades horarias no siempre son las adecuadas.

Trabajar en equipo permite obtener más y mejores resultados pero, al menos al principio, no es fácil: hay que convertir un ‘grupo de personas con intereses afines’ en un ‘equipo de trabajo, con tareas y responsabilidades concretas para cada miembro del equipo, y con el imprescindible reconocimiento y confianza de los demás hacia el trabajo de cada uno’. Hay que informar bien para que nadie se sienta excluido, hay que saber gestionar los egos…

Y para acabarlo de rematar, ADEA es una montaña rusa. Puedes pasar una semana tranquilo, con 2 adopciones y un censo de perros razonable, y en los próximos 10 días te entran 4 perros, 1 de ellos pare al día siguiente de llegar una camada de 11 cachorros (¡qué alegría!) y luego te enteras que la madre entró con moquillo, que está al límite de sus fuerzas y que hay que quitarle los cachorros y alimentarlos cada 5 horas con biberón (¡a 11!)…  Y al final, toda la camada, el padre y uno de los perros que había entrado unos días antes también están contagiados y acabarán muriendo (Leia, la madre, y Kenda, otra perra del refugio que también se contagió consiguieron salvarse y en estos momentos están adoptadas.

Los 3 primeros meses tras nuestra toma de posesión fueron realmente duros, con mucho trabajo (familiarizarse con los procedimientos, poner orden, etc.).  Pero el episodio de Leia y los cachorros fue devastador a nivel emocional. Tanto esfuerzo de tanta gente para esos pobres resultados…

Sin embargo, esa misma sacudida tuvo un efecto cohesionador que de otra manera igual no habríamos logrado (o al menos, no tan rápido y con esa intensidad): hoy somos muchos más los implicados en que ADEA funcione, somos mucho más fuertes y estamos mucho más unidos. Aunque pueda sonar un poco cursi, hoy somos más una familia.

 

Tras un mal día, a veces piensas si tanto esfuerzo vale realmente la pena… Estás al final de la tarde en el refugio -cerrado- dando de comer a los cachorros (hace 1 mes se recogió a ROMA, una perra cruce de pastor con 8 cachorros de algo menos de 2 meses, y hay que suplementarles la leche materna), estás ahí, como decía, y echas de menos la comodidad de tu casa o las horas que hurtas a los tuyos. Pero al día siguiente adoptan por fin al Flashete (¡2 años en el refugio!), recuerdas que Coni está en acogida pre-adopción, cruzas los dedos y, aprovechando que nadie te ve, le dices al cachorro al que le estás dando de comer –Yo sigo –y una sonrisa ilumina tu cara.

 

Gracias.

De verdad.
Gracias a todos los que nos ayudáis con vuestro trabajo. A los que nos apoyáis con vuestro cariño. A los que contribuís económicamente para que a final de mes podamos seguir pagando las facturas. Y por supuesto, gracias a todos los que, adoptando, les habéis dado una nueva oportunidad a la guapísima Polka, al a veces pesado Tom y a tantos otros).

Gracias porque lo que hacemos realmente nos gusta y, de alguna manera, vuestro reconocimiento nos anima a seguir cuando en uno de esos –pocos– momentos nos asaltan las dudas.

 

La Junta Directiva